Con este Post queremos incidiros en la importancia del consentimiento informado en el ámbito sanitario.
En el día a día de las prácticas sanitarias se realizan actuaciones ya sean invasivas como no invasivas en las que el paciente debe quedar en todo momento informado del procedimiento al que se va a someter y de las posibles complicaciones que pueden surgir de dichas intervenciones. Por ello es fundamental que quede constancia por escrito donde el paciente haya otorgado su consentimiento en el que ha decidido libremente sobre su tratamiento.
Para poder llevar a cabo una actuación sanitaria es necesario un documento donde el paciente ha quedado completamente informado de la intervención médica a la que se va a someter y de las posibles complicaciones que pueden surgir de dicha intervención. Con dicho documento el paciente ejerce el principio de Autonomía a decidir libremente sobre su tratamiento, cumpliéndose así la Ley de Autonomía del paciente del año 2002.
¿Cómo era en antaño el ejercicio de la medicina?
Anteriormente, el ejercicio de la medicina se entendía desde un punto de vista paternalista, en el que el médico era el encargado de tomar las decisiones respecto de lo que beneficiaba o no al paciente. Se consideraba que el paciente, al carecer de conocimientos en medicina, no se encontraba capacitado para tomar decisiones respecto a su salud. De esta manera el paciente se convertía en un mero convidado de piedra en lo que a las decisiones referentes a su salud se refería.
Por fortuna, esta forma de ejercer y entender la medicina quedó atrás. En la actualidad es capital el papel del paciente respecto de las decisiones que atañen a su salud. El consentimiento ha pasado a un primer plano, recalcándose que el mismo debe ser, además, informado. Es decir, que no basta para poder llevar a cabo un determinado tratamiento médico quirúrgico con un consentimiento por parte del paciente, sino que este solo será válido si previamente ha recibido información necesaria y suficiente acerca de los riesgos que entraña el tratamiento al que va a ser sometido, y las posibles alternativas existentes.
El nuevo modelo ético de la relación médico-paciente, diferente al modelo paternalista anterior, se basa en el reconocimiento del derecho de los ciudadanos a decidir de forma libre, voluntaria y consciente, la aceptación o rechazo de una acción sanitaria, según su escala de valores y sus metas1, todo ello, una vez que el médico le haya informado, comprensiblemente, de la naturaleza de la intervención o el tratamiento, con sus riesgos y beneficios, así como de las alternativas posibles.
Pensar que el consentimiento informado es un momento aislado y puntual en la relación clínica, centrado en su formulario y preocupado sobre todo por obtener la firma del paciente, es equivocarse totalmente en el plano ético y legal.
¿Cuál es la finalidad del consentimiento informado?
Alguna vez nos hemos sometido a una operación quirúrgica o a una prueba médica que implique ciertos riesgos, deberemos haber firmado un documento en el que se nos informa de estos aspectos y algunos más. Este documento es el que se conoce como Consentimiento Informado (CI). Realmente este es el fin de un proceso, ya que en su conjunto el CI se puede entender como la comunicación e información que se produce entre médico y paciente antes de realizar una intervención concreta.
La importancia legal de este documento para: El deber de informar y resolver las dudas
Tú, como paciente que te vas a someter a un tratamiento o varios puede tener dudas respecto a estos. Por ello, el objetivo de este paso es que el paciente cuente con toda la información necesaria para tomar una decisión respecto a los mismos. Lo que persigue, por tanto, es que la persona tenga la suficiente autonomía y libertad a la hora de decidir.
Se tiene que recibir una información precisa acerca de las distintas opciones que existen y sobre los riesgos y beneficios de todas ellas. Y lo mismo se debe hacer con el tratamiento en sí que se va a recibir.
La relación entre el consentimiento informado y una negligencia médica
Analicemos el siguiente caso como ejemplo:
Un paciente se va a someter a una intervención quirúrgica por una apendicitis. Este paciente es informado por escrito de las consecuencias, riesgos y posibles contraindicaciones de esta operación. Una vez leído el documento y consultadas las dudas, el paciente firma libremente el consentimiento informado y se somete a la intervención de apendicitis. Si algo sale mal ¿se podría reclamar pese a la firma del documento?.
La respuesta anteriormente a lo expuesto es un rotundo. No es sí o no. Visto cuáles son los problemas que se derivan, analizado el historial y los pasos dados por el equipo médico, se determina si nos encontramos ante una intervención negligente y, por tanto, reclamable o bien, nos encontramos ante uno de los posibles riesgos de esa intervención que se ha dado habiéndose seguido el protocolo correcto por parte de los profesionales de la salud.
En otras palabras, otorgar el consentimiento para realizar una determinada prueba o intervención no elimina el derecho del paciente a reclamar. Pero para ello se deben analizar el conjunto de las pruebas de las que se disponen. Para ello, es necesario que un perito médico valore el historial clínico y la actuación de los profesionales de la salud y determine si se ha producido una mala praxis que ha derivado en un daño. Si el facultativo actuó con diligencia y se aplicaron los medios adecuados, no se podrá reclamar.
Ahora bien… ¿Se puede reclamar una posible negligencia médica aún habiendo firmado el consentimiento informado?
Concluimos que sí puedes denunciar una negligencia médica aún habiendo firmado el consentimiento, pero será un Perito Médico el que nos determine si el médico no ha seguido el protocolo correcto (estaríamos hablando de una negligencia) o bien no se te ha informado de las consecuencias de la operación (la reclamación sería por privarte del conocimiento de todos los riesgos, siempre que no se den una de las excepciones recogidas en este artículo).
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